Empecemos pues.

Cuantas veces has querido opinar o contar algo y no lo haces porque no te consideras buen redactor o escritor, serán textos vacíos o poco concretos, poco originales o igual dicen alguna tontería.

Reconocerlo, nos ha pasado a muchos.  Comparamos nuestros borradores con el apartado de opinión de algún diario, blogs llenos de seguidores y, inevitablemente, en mayor o menor medida, con aquellos escritores que seguimos y admiramos.

Todos tenemos los conocimientos para escribir, o por lo menos, así debería de ser. Por lo tanto, ¿por qué no? ¿Por qué no ponerse manos a la obra? Seguramente los primeros textos nos provoquen un sentimiento contradictorio. Amor-odio, los amaremos porque son nuestros, son lo que queríamos decir, pero los odiaremos porque no estarán a la altura de nuestras expectativas.

Nos exigimos demasiado. Esta bien exigirse, yo lo hago. Lo intento. Pero si no nos damos la oportunidad de aprender y mejorar siempre estaremos en el mismo sitio. El punto de partida.

Algunas personas están tocadas con el don de la palabra, otras con el arte de pintar, bailar, componer, etc Seguramente debido a una buena selección de decisiones desde pequeños o alguna que otra experiencia vivida. Pero a la gran mayoría nos toca currárnoslo, trabajar y dedicarle horas.

Y precisamente por eso, ya estas tardando. Todo es empezar.